Detección y tratamiento de la miopía infantil.
La miopía es un error de enfoque que provoca que las imágenes lejanas se vean borrosas. En España casi el 30% de la población es miope. Este porcentaje aumenta entre los jóvenes situándose en un 47% entre las personas de entre 20 y 30 años.
Aunque la miopía está causada por factores genéticos, los expertos apuntan a que los factores ambientales están influyendo en el incremento de la miopía en la población. En este sentido destacan la utilización excesiva de dispositivos digitales, que obliga a adaptar la vista a una distancia muy próxima, así como la falta de actividad al aire libre, como principales causas de este fenómeno.
La miopía está provocada por un alargamiento del globo ocular. Aunque, en principio la miopía no es más que una alteración habitual entre las personas, hay que prestar una especial atención a los niños con miopía.
El crecimiento y desarrollo de los niños hace que también crezca el tamaño del ojo y, como consecuencia, aumente la miopía. Si la miopía supera las 6 dioptrías, hablamos de miopía magna. Este tipo de miopía multiplica el factor de riesgo de padecer patologías oculares en la vida adulta siendo una de las principales causas de discapacidad visual y la primera de afiliación a la ONCE.
Prevención
Los niños pequeños no suelen saber si ven bien de lejos o no. Por eso, tanto los padres como los profesores, deben estar atentos para detectar la miopía lo antes posible. Es importante detectar la miopía en la etapa escolar ya que se estima que 3 de cada 10 niños tiene bajo rendimiento escolar debido a los problemas visuales.
No ver bien la pizarra es uno de los principales síntomas que puede darnos una pista de que existe un problema en la visión de lejos. Otros pueden ser achinar los ojos para buscar algo que se encuentra lejos o acercarse demasiado a la televisión. En ocasiones los niños con miopía suelen quejarse de dolores de cabeza.
La mejor forma de saber si un niño tiene miopía es visitando al especialista de forma periódica. Lo más común entre los menores que padecen estos problemas visuales es que en cada revisión las dioptrías diagnosticadas aumenten ligeramente hasta que finalice la etapa del desarrollo.
La miopía que aparece en la infancia es la más susceptible de progresar a una miopía magna. De hecho, según datos de AMIRES (la Asociación de Miopía Magna con Retinopatías), uno de cada diez niños con miopía desarrollará miopía magna.
Aunque la miopía no se cura, sí se puede corregir con gafas, lentillas o cirugía. Por eso, las revisiones visuales son fundamentales entre los niños.
El control de la miopía es eficaz tanto con lentes de contacto especiales como con fármacos. De esta forma se logra disminuir su progresión en más de un 50%.
Orto-K
Otra técnica para reducir la miopía es la ortoqueratología. Se trata de un procedimiento clínico basado en la adaptación programada de lentes de diseño especial que producen un moldeo corneal durante el sueño, permitiendo al usuario la visión nítida durante el día. Esta técnica permite corregir hasta 6 dioptrías de miopía.
Es una técnica no invasiva y resulta muy efectiva para el control y corrección de la miopía sin necesidad de cirugía.