Protege tus ojos del frio
Los ojos poseen numerosas fibras nerviosas que tienen diferentes funciones. Algunas de estas fibras son sensibles al frío. Por este motivo el ojo puede percibir si el ambiente es frío y transmitir esta información al cerebro.
La parte del globo ocular que se muestra al exterior está expuesta continuamente a diferentes agresiones como el sol, el viento y también la temperatura. El frío del invierno puede afectar a los ojos.
La única defensa que tienen los ojos contra el exterior son los párpados y las lágrimas. Por eso, en ocasiones, hay que reforzar esas defensas para evitar que los ojos sufran.
Las bajas temperaturas, especialmente si el ambiente es seco, provocan que los ojos produzcan más lágrimas de lo habitual. Ese es el motivo por el que, al salir a la calle, el frío nos haga lagrimear. Es una reacción que, a pesar de ser incómoda, no supone ninguna complicación adicional.
Por su parte, el viento puede provocar lo contrario; la sequedad ocular. El viento hace que se reseque el ojo provocando molestias como picazón o escozor. Esto puede evitarse utilizando gafas para proteger los ojos del viento directo. Si la exposición al viento es mayor como consecuencia de la realización de actividades o deportes al aire libre, puede ser conveniente la utilización de gafas envolventes que protejan los ojos completamente. Además, este tipo de gafas pueden evitar que las partículas de arena o insectos que arrastra el viento, puedan entrar en los ojos.
Los ambientes secos, como los que provocan las calefacciones, también pueden provocar sequedad ocular. En este caso, es importante utilizar humificadores para que el ambiente, además de cálido, tenga humedad. De esta manera los ojos pueden lubricarse por sí mismo con ayuda de las lágrimas. No obstante, si esto no es posible, siempre se puede recurrir al uso de lágrimas artificiales para ayudar al ojo a estar lubricado.
Sol de invierno
Por otra parte, es conveniente recordar que durante el invierno también nos llegan los rayos de Sol. Debido a que éstos no calientan de la misma manera que en verano, se suele pensar que los rayos son menos peligrosos. Por este motivo hay personas que limitan el uso de las gafas de sol a los meses estivales. Y esto es un error.
Muchas enfermedades, como la Degeneración Macular Asociada a la Edad o las Cataratas, están vinculadas a la sobreexposición a la radiación ultravioleta.
El Sol del invierno también emite rayos de luz ultravioleta y es conveniente protegerse de los mismos. Las gafas de sol, siempre que sean homologadas, son una protección eficaz. No se trata de utilizar gafas con lentes oscuras. Se trata de utilizar lentes con protección contra los rayos del sol.
Protege tus ojos y ¡disfruta del invierno!